Su diseño es responsabilidad de Klaus Jurgen Wrede, y su propuesta es simple: construir un mapa y ganar la posesión de sus localidades (ciudades o castillos, granjas, claustros y caminos). El mapa se encuentra dividido en distintas fichas de territorio que serán elegidas al azar y posicionadas por los jugadores en cada turno. La idea es ubicar las fichas de manera coherente en el escenario que grupalmente se va creando y que, al pasar los turnos, va creciendo en tamaño y variantes. Lo anterior se hace más complejo en la medida de que los jugadores buscan adelantarse a las movidas de su rival, cerrando los muros de sus ciudades o acabando sus caminos para apoderarse de ellos y quedarse con los puntos que otorgan.